martes, 17 de diciembre de 2013

Isla de duro plástico

Cucarachas le recorrían el cerebro,
le pinchaban con sus patas puntiagudas,
le abofeteaban
con sus alas inútiles.
Las piernas le fallaban,
no lograría escapar
de la tormenta que se tejió sólo sobre él.

Navegaba el mundo feliz
y él inmóvil en su isla de duro plástico.

¿Cómo será el buen tiempo?

Ve que todos le conocen,
tienen islas de edredones,
archipiélagos siempre.
Nadie naufraga hacia él
ni le mira ni protege,
mucho menos le rescata.
Todos tienen gordos peces
rosados y sin espinas.
Él tan sólo raspas
de pescado podrido de días.
Nada nuevo, no se extraña.
No construye una balsa
que le ayude a escapar,
sería esforzarse.
Además, seguro que se hunde
en mitad del viaje.

Sólo sabe resignarse
aceptar impasible como condena
estar en una isla de duro plástico,
a la deriva
por la estridencia del mundo

lunes, 2 de diciembre de 2013

El mayor lujo

El cielo quería ser claqueta de cine.
Mientras, al fondo,
dos koalas se daban la mano
y el mismo viento que los unía
me guiñaba el ojo.
Por fin era mi cómplice.
Mi alegre andar sonaba a sinfonía
imponiéndose sobre el ruido de los coches,
pero aún así seguía oyendo las exigencias cotidianas.

Exigen a la vida un cemento confortable,
un barco de oro,
números indivisibles
o la estabilidad en una cuerda
más floja que su propia existencia.
También necesitan multitud de piedrecitas
que deslumbren a los ojos ingenuos
con las que fabricarse un bonito collar
que de sentido a su cuello.
Buscan una media naranja,
yo me conformo con un gajo.
No es conformismo, resignación ni derrotismo,
simplemente rebaño el poco sentido común
que me pueda quedar al fondo.

Mi andar repetitivo me acompaña,
parezco una vulgar gotera cayendo en una olla,
sueno a vacío.
Mejor vacío que lleno de nada.
Mejor vacío que drogodependiente
de algodones dorados,
perfumes con olor a opulencia
y abrigos de terciopelo
cuarteado de vergüenza.

Mejor vacío, pienso.
Pienso, ya es bastante.



viernes, 26 de abril de 2013

Ésta mañana me levanté y me vi guapo


Ésta mañana me levanté y me vi guapo.
Era yo mismo el del espejo y saludé,
ya no estaba el extraño de otras veces.
-¡Cuánto tiempo!- dije.
No tenía bolsas de basura en los ojos
de esas donde podría dormir la siesta un elefante,
ni mi cara era añicos de cáscara de huevos morenos
rotos, por supuesto, y tan revueltos.
Tenía menos barba que mañana
y, extrañamente, también menos que ayer.
No quise quitarla,
no vaya a ser
que se queden las ganas en esa cuchilla
que ya no corta, atascada de pelos,
y nunca tiro.
Puse a hervir la ducha,
que el vapor acapare el espejo,
que lo haga esconderse,
que no me haga volver a verme feo.
Quiero recordarme siempre 
como me vi reflejado ésta vez.
Puse a hervir la ducha y pensé:
Hoy no me ducho, no me visto, no salgo.
No vaya a ser que ése bosque de cables y antenas,
esas piernas teledirigidas, responsables, inertes
o esas aceras trilladas
me hagan volver a verme feo.
Ésta mañana me levanté y me vi guapo.


viernes, 15 de marzo de 2013

CREO EN MUY POCAS COSAS


Creo en muy pocas cosas
y cada minuto van siendo menos.
El ahínco del principio es empujado
(cada día con más violencia)
por la verdad,
ya no desilusión ni derrota,
simplemente explosiva verdad.

El tiempo, en lugar de limar y erosionar,
lo vuelve todo cada vez más abrupto.
Ya no queda ni un bordillo liso
donde sentarse a ser sólo un mirón.
¿Cómo vas a pararte en un camino
trazado por el carro más frenético?
Párate como mucho a atarte los cordones
para poder seguir corriendo
o el carro te hará morder el polvo de nuevo.
Tantas marcas de rueda en mi cuerpo
hicieron que dejara de creer en parar,
sabiendo el bien que hace.

Tampoco creo ya,
por ejemplo, en la gloria.
Está al acecho sí,
pero cuando la adviertes ya se fue.
Otra vez al lodo… ¿Qué creías?
Llegó, te giraste y ya no estaba,
no es ni siquiera efímera.
Al enésimo espejismo
la sombra no es que pese,
es un yunque que te aplasta
y sobre él fabrican su espada los enemigos.
Mientras, tú sigues ahí
aplastado, desarmado, descalzo,
viéndolo todo y perdiendo cada segundo
algo más en qué creer.

Puede que aún crea en tus pupilas,
ésas que dilatadas sólo dicen verdades.
En éste sol que sigue saliendo para todos
y, de momento, no discrimina.
Creo también en intentar resolver
éste horizonte en blanco
parecido a la vida y su misterio.
Hasta que llegue el día  en que tú, lector,
escupas ante mí sobre mi página,
sobre mi proyecto de horizonte resuelto
y me dejes ya sin nada en qué creer.


domingo, 10 de marzo de 2013

LA MÚSICA PUEDE HACERTE INVENCIBLE


Vengo con la chulería del rock and roll,
la insolencia punk,
la pachorra del reggae,
la elegancia del jazz,
la arrogancia del hip-hop
y un duende flamenco
que me puso la casa al revés
y me robó los trastos para tirárselos
a la cabeza a mis enemigos.
Por mucho que lo quieran no
verán que me vuelva a doblar
como el interrogante que siempre fui,
que arrugue la frente mientras me escuece
ésta entrada a laberintos en ruinas
que llevo pegada a la cara.
Aunque se esfuercen brutalmente y lancen
culebras más grandes que de costumbre
no conseguirán ver ya jamás,
ni en mí
ni en mis cejas,
asomarse un único
y miserable
ápice
de miedo.

domingo, 3 de marzo de 2013

NUNCA FUI MUY ALTO


Me gusta hacer de mimo
sentado en esta nube tan mullida.
La tan típica y nombradísima luna
siempre estuvo demasiado lejos,
pegué muchos saltos para no cogerla nunca.

Nunca fui muy alto.

Pude ver impotente muchas veces cómo tú
llegabas a menguarla con tu mordisco.
Nunca fui muy alto pero hoy
puedo ver el cogote de los pájaros.

Ahí debajo aviones trazan surcos naranjas
¿Dónde irán con su patético menú?
Puede que a un paraíso pálido,
del que volver a los diez días
limpios, descansados y presuntuosos.

El paraíso más hermoso
que pudieran encontrar
pero demasiado bajo.

Nunca fui muy alto
pero ahora que el vértigo no existe
y seguro que caigo prontísimo,
aunque sea durante el más fugaz de los suspiros,
sé que todos estáis muy por debajo.

domingo, 27 de enero de 2013

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A vosotros por saber quiénes sois.


“Sí, tengo amigos que nadie me presentó.
       No te los presto, si fueran para ti no estaba aquí yo”
Josele Santiago




Aún recuerdo con nitidez
esas largas orgías,
cuando todos flotábamos
sobre un mar púrpura
haciéndonos los vivos.
Alguno asaba costillas de desayuno,
comida o cena -depende de para quién-
sobre un fuego que nos costó horrores encender.

-¡Tomad y comed,
esta no es la costilla de Adán,
es mucho más sabrosa!
y gustosamente lo creímos.

Aleteaban las ramas secas
al ritmo de nuestras mejillas
musicando nuestras muecas,
nuestro baile de disfraces,
nuestros coqueteos diabólicos.
Las branquias absorbieron toneladas de luz.
Noté una estrella brillando presa en mi puño.

Se sucedían himnos triviales
y las citas de sabios borrachos,
desconocidos y ridículos
para los sabios oficiales
pero que construyeron nuestro catecismo.
Siempre hubo manidas definiciones
de paz, libertad y/o felicidad,
nosotros sólo quisimos aplicarlas.

Hace varios días (demasiado) que no la repetimos
pero no será difícil reconstruir el crimen,
aún tengo polvo de estrella
pegado entre los surcos de la mano.