Vengo con la chulería del rock and roll,
la insolencia punk,
la pachorra del reggae,
la elegancia del jazz,
la arrogancia del hip-hop
y un duende flamenco
que me puso la casa al revés
y me robó los trastos para tirárselos
a la cabeza a mis enemigos.
Por mucho que lo quieran no
verán que me vuelva a doblar
como el interrogante que siempre fui,
que arrugue la frente mientras me escuece
ésta entrada a laberintos en ruinas
que llevo pegada a la cara.
Aunque se esfuercen brutalmente y lancen
culebras más grandes que de costumbre
no conseguirán ver ya jamás,
ni en mí
ni en mis cejas,
asomarse un único
y miserable
ápice
de miedo.
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