sábado, 27 de octubre de 2012

Llevo un cascabel en el bolsillo


Llevo un cascabel en el bolsillo
para que cada paseo sea un escándalo.
Intento teñir de espectáculo
al orden que se deja ver
cuando salen los soles cristalinos.
Hacer que la calle extrañada
vuelva su cuello de piedra,
menear esos cuellos tan dóciles
y aflojar esas cuerdas que rodean a tantos.

Llevo un cascabel en el bolsillo
que me recuerda lo imperfecto
y hace de mis pasos un caminar,
no una marcha cuadrada, simple
y hueca como un cráneo militar.

Es una alarma que quiere incendiar,
un leve ruido que quiere arrancar
los disfraces de gente corriente.
Solapas grises, carteras negras…
Sólo intento,
en el hoyuelo de una sonrisa,
edificar.

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