Somos el escuadrón
de los cinco minutos más en la cama.
Nos escondemos entre las brumas de noviembre,
un noviembre cada vez más espeso y eterno.
Nos arrastra el aire de las castañas
porque somos una hoja amarilla más
sin esperanza clorofílica,
en punto muerto.
Somos cigarras,
sabemos que los besos de verano
acabaran siendo punzadas de invierno
y viceversa.
Preferimos ser cigarras,
nos inmolamos.
Tal vez sea simple rechazo a la sórdida
ciencia.
También caen algunos días
(aunque sean los menos)
en que levamos anclas,
se nos queda en nada el horizonte
y somos el periódico de mañana.
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