A vosotros por saber quiénes sois.
“Sí, tengo amigos que nadie me presentó.
No te los
presto, si fueran para ti no estaba aquí yo”
Josele Santiago
Aún recuerdo con nitidez
esas largas orgías,
cuando todos flotábamos
sobre un mar púrpura
haciéndonos los vivos.
Alguno asaba costillas de desayuno,
comida o cena -depende de para quién-
sobre un fuego que nos costó horrores
encender.
-¡Tomad
y comed,
esta no
es la costilla de Adán,
es mucho
más sabrosa!
y gustosamente lo creímos.
Aleteaban las ramas secas
al ritmo de nuestras mejillas
musicando nuestras muecas,
nuestro baile de disfraces,
nuestros coqueteos diabólicos.
Las branquias absorbieron toneladas de luz.
Noté una estrella brillando presa en mi puño.
Se sucedían himnos triviales
y las citas de sabios borrachos,
desconocidos y ridículos
para los sabios oficiales
pero que construyeron nuestro catecismo.
Siempre hubo manidas definiciones
de paz, libertad y/o felicidad,
nosotros sólo quisimos aplicarlas.
Hace varios días (demasiado) que no la
repetimos
pero no será difícil reconstruir el crimen,
aún tengo polvo de estrella
pegado entre los surcos de la mano.